domingo, 20 de julio de 2025

Entre el Templo y el Abismo (Tesina del Noveno Grado)

 Verdún, Qc, Canada, 20  de julio de 2025.

Frater: Kain Exiliatus

Fulgurans per Viam Cordis

Custos Ignis Interdicti

Tesina del Noveno Grado: El Mago

En L:.V:.X:.

Entre el Templo y el Abismo

He caminado los senderos interiores del Colegio Invisible desde sus primeras enseñanzas, como quien entra en un templo sin paredes, guiado por una lámpara que arde en lo secreto del corazón. Desde el Celador hasta el Maestro del Templo, cada grado fue una iniciación, no solo en ideas, sino en fracturas, crisis, síntesis. Al llegar al Octavo Grado, aprendí que el templo no es un lugar, sino un estado del alma que se torna gobierno silencioso de sí misma.

Ahora, en el Noveno Grado -el del Mago-, no se trata de gobernar, sino de desaparecer. No se trata de aprender una fórmula, sino de convertirse en el crisol donde las fórmulas se transmutan en carne y destino.

El Mago como Transparencia: Antimagia y Poder Interior

Se nos advierte desde el inicio: este grado no enseña conjuros, ni rituales espectaculares, ni talismanes. Y eso es lo que lo hace más verdadero. Porque el Mago no es quien domina fuerzas ocultas, sino aquel que ha hecho del alma una lámpara translúcida, despojada del ego, entregada al Espíritu.

Aquí no se nos da un poder para usar, sino que se nos recuerda que “el poder real no se usa”: se manifiesta en presencia, en silencio, en una mirada que revela sin imponerse, en un gesto que transforma sin dejar huella. La magia, se nos dice, es intrínseca. Y, sin embargo, se nos pide algo casi imposible: transmitirla, sin que pueda enseñarse.

La Fe Operativa: Cristificación y Rendición de la Personalidad

Una de las lecciones más profundas de este grado es que la verdadera magia se funda en la Fe, pero no la fe como creencia, sino como comunión ontológica entre el Yo inferior y el Yo Superior. Así como el cuerpo confía en el sistema nervioso, así la personalidad debe rendirse ante el Espíritu.

Esta entrega no es sumisión, sino integración. En mi camino, esta enseñanza me confrontó con mis resistencias intelectuales, mis obsesiones con la claridad y el método. Pero aprendí, finalmente, que la Luz no se explica: se encarna. Solo así puede uno volverse canal de la Rosa.

El Objeto Mágico: Del Plomo Personal a la Herramienta Sagrada

El Mago posee un Objeto de Poder, fabricado por sus propias manos. No es una herramienta externa, sino la materialización de un proceso interno. En mi caso, ese objeto no se nombra en público, pero porta en su interior los restos alquímicos de una vida transformada. En su núcleo hay memoria, disciplina, lágrimas, y una sonrisa que sobrevivió al caos.


El Legado Silencioso: Enseñar sin Maestros, Guiar sin Mandato

El reto de este grado no es alcanzar un estado, sino asegurar su permanencia en la cadena invisible de la Fraternidad. La transmisión no puede hacerse por escrito, ni siquiera por palabra: solo por resonancia. El Mago no funda escuelas, siembra destinos. No instruye: despierta.

Esta enseñanza me ha llevado a servir, en la medida de mis posibilidades, como espejo limpio para otros caminantes. A no imponer verdad alguna, sino a señalar el umbral por donde cada quien debe entrar solo.

Custos Ignis Interdicti: Memoria del Sendero Silencioso

No llegué aquí por casualidad, pero tampoco por un plan claro. Mi camino por el Colegio Invisible comenzó hace ya más de diez años -quizá once, quizá doce, quizas menos, ya he perdido la cuenta-. Era una época de búsqueda intensa, a veces febril: me movía la curiosidad por los misterios, las escuelas iniciáticas, los rituales, la magia, la alquimia, las promesas de poderes sobrenaturales. Me sentía atraído por lo invisible, por lo que susurraba detrás de los velos.

Y en ese laberinto de símbolos me topé con Aralba. No lo busqué, no le escribí. Pero fue como si él hubiese respondido a muchas de mis preguntas... sin que yo hubiese hecho ninguna.

Nunca compartí con nadie este camino. Nadie sabía que leía estas lecciones, que meditaba sobre estas ideas, que lloraba a veces en silencio ante la claridad de algunas verdades o la crudeza de ciertos espejos. Porque siempre supe, o mejor dicho, sentí, que el verdadero sendero del Mago es un sendero solitario. Que no busca aplauso, ni compañía. Que la soledad no es castigo, sino elección.

En este retiro íntimo, que nunca fue aislamiento sino solitud activa, fui comprendiendo que la magia no está en alterar el mundo, sino en transmutarse a uno mismo. Fui descubriendo que el Fuego que tanto ansiábamos controlar era, en realidad, algo que había que custodiar con humildad.

Y así, silenciosamente, me convertí en lo que nunca soñé: Custos Ignis Interdicti. Guardián de ese Fuego que nadie ve, pero que lo consume todo.

Conclusión: El Mago como Síntesis, como Muerte y como Semilla

El Noveno Grado no es un pináculo, es una desaparición. El ego ha sido útil; ahora debe callar. El conocimiento ha sido guía; ahora debe arder. Solo entonces puede florecer lo que en verdad somos: un vacío fértil donde la Luz puede morar sin distorsión.

Este es el verdadero acto mágico: volverse vaso. Y ese vaso, roto y rehecho mil veces, lleva en su fondo la única palabra que importa: Amor. Pero no un amor sentimental, sino aquel que arde como cruz, como servicio, como entrega sin condiciones.

Como Magos, no se nos da permiso para gobernar ni para iluminar. Se nos da el deber de custodiar el fuego: Custos Ignis Interdicti. No el fuego vulgar que calienta, sino el Fuego Interdicto, el que devora a quien lo toma sin merecerlo. El Mago no lanza rayos, ni profetiza en público: vela en silencio por que el Fuego Sagrado no sea profanado, ni tampoco olvidado. Guarda el umbral no con espada, sino con presencia.

Este es mi pacto. Y también, mi desaparición.

Frater Kain R+C




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